Marisa acudió, como todos los viernes, a hacer la compra a su supermercado habitual en Las Vegas. Y, también como todos los viernes, pidió que se le llevaran a su domicilio. Lo distinto de ese día respecto a tantos otros en los que esta vecina de la zona rural de Corvera aprovecha para hacer la compra semanal, es que no se la podían entregar hasta el lunes. Entre sorprendida y contrariada, Marisa solicitó ayuda a su taxista también habitual. Dicho y hecho. Miguel Pacheco no solo se mostró encantado de poder echar una mano a su clienta, a la que llamamos Marisa porque Pacheco prefiere no revelar su nombre sin su consentimiento, sino que al taxista se le ocurrió que este ‘servicio añadido’ tenía que ser promocionado.
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